En el universo de la salud, hablar de calidad médica implica mucho más que incorporar tecnología o contar con profesionales calificados. Para Julio Fraomeni, referente del sector y fundador de Galeno, la calidad no es un área funcional ni una meta por alcanzar: es el punto de partida sobre el cual se construye todo el sistema de atención. Es un principio rector que atraviesa cada decisión estratégica, cada inversión y cada servicio ofrecido a los pacientes.
Desde sus inicios, impulsó una filosofía organizacional en la que la calidad médica es considerada un compromiso innegociable. Esto se traduce en la estandarización rigurosa de procesos clínicos y administrativos, garantizando que cada paciente reciba atención con los mismos niveles de seguridad y eficiencia, sin importar el punto de contacto dentro de la red.
Parte fundamental de esta estrategia es la inversión constante en tecnología médica avanzada. La incorporación de equipamiento de diagnóstico por imágenes de alta complejidad, sistemas de historia clínica electrónica y herramientas digitales para la gestión de turnos y resultados, no solo mejora la precisión y agilidad del sistema, sino que fortalece la confianza de los pacientes en cada etapa del recorrido.
Pero su visión va más allá de lo técnico: sostiene que la calidad médica es también una cultura que debe vivirse a diario. Por eso, fomenta entornos de trabajo donde la mejora continua, la seguridad del paciente y la formación profesional son valores compartidos por todo el equipo de salud. Esta perspectiva ha sido clave para posicionar a Galeno como un actor de referencia, comprometido con brindar una atención centrada en la persona y basada en la excelencia clínica.
En un contexto desafiante y en constante transformación, Fraomeni reafirma que cuidar la calidad no es una tendencia, sino una obligación ética y estratégica. Porque en salud, cada detalle cuenta.